12/20/2005

El descubrimiento que el yo hace del otro



En un artículo publicado en agosto del 2004 en el Suplemento de Cultura del diario LA NACION, el germanista Claudio Magris reflexionaba acerca de “aquellas miradas que crean al hombre”. El autor aseguraba que en todas las épocas se ha negado la “dignidad humana”, ya sea a una clase social “distinta”, o a una raza, a discapacitados y a los individuos que se encontraban en los primeros años de vida o a aquellos que rondaban por la vejez “decrépita”.
Como ejemplo, Magris cita un artículo publicado en Il Piccolo de Trieste (29 de diciembre de 1881), en el que se informaba, de manera “exultante” -precisa-, que había pasado un “día fausto”, porque en la ciudad no se había registrado ninguna muerte, aunque dos líneas más abajo se agregaba que había fallecido un niño.
Magris también se valió de una cita del ensayista y filósofo búlgaro, Tzvetan Todorov, para explicar que, al momento de su nacimiento, “el infante no se distingue de los animales superiores; busca ser confortado, calentado, nutrido, pero lo mismo hacen los neonatos de los monos”. Pero entre la séptima y la octava semana de vida, según Todorov, el lactante “hace un gesto que no tiene igual en el mundo animal”, porque ya no se contenta -como antes y como los cachorros de otras especies- con mirar a la madre, sino que trata de capturar su mirada, para ser mirado; “quiere contemplar la mirada que lo contempla: éste es el acontecimiento gracias al cual el niño entra en un mundo inequívocamente humano”. O sea que “la existencia específicamente humana -interpreta Magris- comienza con el reconocimiento de nosotros mismos por parte de otro ser humano”.
Justamente, el intelectual búlgaro desarrolla en su libro La conquista de América: el problema del otro, el descubrimiento que el “yo”, valga la redundancia, hace “del otro”. Es que Todorov, que estudió filosofía del lenguaje con Roland Barthes, dice que uno puede descubrir a los otros en uno mismo, al tiempo que “yo es otro”, y “los otros también son yos”, es decir, sujetos como yo, que sólo mi punto de vista “separa y distingue verdaderamente de mí”.
“Puedo concebir a esos otros como una abstracción, como una instancia de la configuración psíquica de todo individuo, como el Otro, el otro y otro en relación con el yo; o bien como un grupo social concreto al que nosotros no pertenecemos. Ese grupo puede, a su vez, estar en el interior de la sociedad: las mujeres para los hombres, los ricos para los pobres, los locos para los ´normales´; o puede ser exterior a ella, es decir, otra sociedad, que será, según los casos, cercana o lejana: seres que todo acerca a nosotros en el plano cultural, moral, histórico; o bien desconocidos, extranjeros cuya lengua y costumbres no entiendo”.

Todorov explica que escribió el libro para responder a la pregunta acerca “de cómo comportarse frente al otro”, y seguidamente dice que no ha encontrado otra manera más que contar una “historia ejemplar: la del descubrimiento y conquista de América”, porque, asegura que es, hasta el momento, “el encuentro más asombroso” debido a que se ha perpetrado “el mayor genocidio de la historia humana”, y, además, porque “funda nuestra identidad presente”.
Es así como enmarca la historia en el tiempo: el siglo XVI, en el espacio: la zona del Caribe y México, y en el tema a desarrollar: la percepción que los conquistadores españoles tienen de los nativos americanos. El libro se divide en cuatro capítulos, y cada uno lleva un verbo como título: Descubrir, Conquistar, Amar, Conocer. También contiene un epílogo, “Las profecías de Las Casas”.
En Descubrir, la primera parte, el autor utiliza como personaje a Cristóbal Colón, basándose, sobre todo, en el diario personal del navegante, en cartas y comentarios de sus contemporáneos. Específicamente se refiere a su labor hermenéutica, la cual, señala Todorov, es “finalista”, ya que elabora un estereotipo de aquellos a quienes descubre sin llegar a conocerlos, y agrega que su actitud frente a esta otra cultura es, “en el mejor de los casos”, la de un “coleccionista de curiosidades”, y que carece de un intento de comprensión.
La actitud de Colón respecto de los indios descansa en la manera que tiene de percibirlos. Se podrían distinguir en ella dos componentes, que se vuelven a encontrar en el siglo siguiente y, prácticamente, hasta nuestros días en la relación de todo colonizador con el colonizado […]. O bien piensa en los indios (aunque no utilice estos términos) como seres humanos completos, que tienen los mismos derechos que él, pero entonces no sólo los ve iguales, sino también idénticos, y esta conducta desemboca en el asimilacionismo, en la proyección de los propios valores en los demás. O bien parte de la diferencia, pero ésta se traduce inmediatamente en términos de superioridad e inferioridad (en su caso, evidentemente, los inferiores son los indios): se niega la existencia de una sustancia humana realmente otra, que pueda no ser un simple estado imperfecto de uno mismo. Estas dos figuras elementales de la experiencia de la alteridad descansan ambas en el egocentrismo, en la identificación de los propios valores con los valores en general, del propio yo con el universo; en la convicción de que el mundo es uno”.
En el segundo capítulo, Conquistar, aborda, precisamente, la conquista de México, para cuyo relato surgen las figuras de Hernán Cortés y Moctezuma. Algo que se propone explicar el autor es el resultado del combate en favor de los conquistadores, cuando era notable la superioridad numérica de los habitantes de América. La respuesta podría sintetizarse en la actitud vacilante de Moctezuma, que casi no le opone resistencia a Cortés; la organización jerárquica de los aztecas, en la que un individuo no puede ser igual a otro, y la superioridad armamentista de los conquistadores, todas explicaciones que Todorov ha tomado de las crónicas españolas. Pero también ha consultado las indígenas, cuya justificación es la siguiente: “Todo ocurrió porque los mayas y los aztecas perdieron el dominio de la comunicación. La palabra de los dioses se ha vuelto ininteligible, o bien esos dioses se han callado”. Hace falta saber, además que toda la historia de los aztecas está llena de profecías cumplidas, como si el hecho no pudiese suceder si no ha sido anunciado previamente. Además, los hombres, dice Todorov, hacen cuanto pueden para que así sea.
En esta manera de comunicación, concluye Todorov, recae la manera de ver a los españoles como dioses, y esto, a su vez, explica la incapacidad de parte de los indios de “percibir la identidad humana de los otros”, de “reconocerlos a su vez como iguales y como diferentes”. Y si bien el autor resalta que entre los aztecas las prácticas verbales “eran altamente estimadas”, que “aprendían a bien hablar y a bien gobernar”, y que la relación del poder con el dominio del lenguaje está claramente marcada, en estos pueblos se privilegiaba, para materializar la memoria social, la “palabra ritual”, la palabra memorizada y, por lo tanto, “siempre citada”, y todo por la ausencia de la escritura:
“La falta de escritura es un elemento importante de la situación, quizás el más importante. Los dibujos estilizados, los pictogramas que usaban los aztecas no son un grado inferior de la escritura: son una notación de la experiencia, no del lenguaje”.
Al analizar el papel de Cortés, el autor nos hace ver que el conquistador se ha esforzado en comprender y en comunicarse con los indígenas; en recolectar información, con el objetivo de manipularlos. En este punto es central la figura de La Malinche, “símbolo del mestizaje”, y a quien Cortés no somete, sino, más bien, la utiliza para entender al otro. Doña Mariana, tal como la bautizó Cortés, es descripta por Octavio Paz como “símbolo de la entrega”, y quien se abre al exterior; ella es, en definitiva, “la chingada”**, figura que representa “a todas las indígenas que fueron fascinadas, violadas o seducidas”.
En Amar, el tercer capítulo, Todorov explica la siguiente ecuación: “el comprender lleva a tomar y tomar a destruir”. Lo paradójico, hace notar el autor, es que los españoles, en ciertos aspectos, se muestran admirados por los aztecas. En primer lugar, señala que los indios no han llegado a ser sujetos comparables “con el yo que los concibe”, son sujetos, en un sentido, que han sido “reducidos al papel de productores de objetos, de artesanos o de juglares, cuyas hazañas se admiran”, pero esta capacidad, en vez de borrar distancias, diferencias, más bien “la marca”.
“Si el comprender no va acompañado de un reconocimiento pleno del otro como sujeto,
entonces esa comprensión corre el riesgo de ser utilizada con fines de explotación, de ´tomar´”.
Siguiendo con el resto de la ecuación, Todorov no descuida el deseo de los españoles de hacerse ricos rápida y fácilmente, aunque esta causa no le satisface para explicar la matanza. Ya anteriormente recordaba que la primera reacción, espontánea, frente al extranjero “es imaginarlo inferior”, y sólo por el hecho de ser diferente a nosotros. “Ni siquiera es un hombre o, si lo es, es un bárbaro inferior; si no habla nuestra lengua, es que no habla ninguna…”, sostiene. Para los conquistadores, los indios están “a la mitad del camino entre los hombres y los animales”, y así, los conquistadores explotan y luego los destruyen.
En el cuarto capítulo, Conocer, se habla de las relaciones entre españoles e indios a través de las actitudes de distintos personajes. El padre Las Casas, en cuanto a lo religioso, por ejemplo, llega a una comprensión del indígena al sostener que cada uno tiene sus propios valores. Es decir que se ubica en una posición neutral al sostener que los indios mismos son los que deben decidir su culto. Otro caso, que Todorov llama “identificación completa”, es el de Gonzalo Guerrero, quien en 1511 naufragó frente a las costas de México. Guerrero llegó a vivir entre los indios (se casó y tuvo dos hijos), adoptando costumbres, lengua y religión, e incluso, a luchar contra los españoles.
Ya en el epílogo, Todorov recuerda el maleficio que pronosticó Las Casas a los españoles por haber cometido excesos en América: “Dios volcará sobre España su furor y su ira”. Por ello, dice, hay que recordar qué es lo que podría pasar “si no se logra descubrir al otro”. El mismo Magris, en su artículo, destaca a Todorov como un filósofo que siente “la fascinación del pluralismo y la diversidad”, pero entendidas como “formas solidarias de la condición humana”, rechazando el modelo de “una única civilización que impone sus valores”. Todorov, por su parte, prefiere una cita de Hugo de San Víctor:
“´El hombre que encuentra que su patria es dulce no es más que un tierno principiante; aquel para quien cada suelo es como el suyo propio ya es fuerte, pero sólo es perfecto aquel para quien el mundo entero es como un país extranjero´ (yo, que soy búlgaro que vive en Francia, tomo esta cita de Édouard Saïd, palestino que vive en los Estados Unidos, el cual a su vez la había encontrado en Erich Auerbach, alemán exiliado en Turquía)”.

108 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El problema del "otro", dónde radica para vos? Es sólo un tema filosófico, psicológico o un esquema de poder también?
Digo, la Inquisición, no consideraba otros a los herejes?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

NO es mi teoría, es la de Todorov, y lla justifica my bien y, de paso, repasada la conquista.

Anónimo dijo...

¿Y? Te pregunté acerca de tu opinión, no la de Todorov

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí, claro, los herejes no eran considerados iguales a los católicos (hoy tampoco, o sí?). Los españoles tampoco consideraban iguales a los "indios", y así podemos seguir... "El otro" se da en todos los ambientes, en todo el mundo, en todas las épocas... Si prestás atención al lenguaje, ya tenés ejemplos de sobra...

Anónimo dijo...

Perfecto, estamos de acuerdo. Ahora, a lo que yo iba es a si el concepto del "otro" no es funcional a esquemas de poder.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Claro que sí! Pero yo lo resumo en lo siguiente: el que tiene poder, mirá como a un diferente al que no lo tiene, y viceversa.

Anónimo dijo...

No lo mira porque se sale así naturalmente. Necesita mirarlo así para justificar su poder.

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo entonces?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sì, a groso modo, sì

Anónimo dijo...

Menos mal.

Anónimo dijo...

Bueno, para no discutir. Está bueno estar de acuerdo a veces y otras discutir. Pero ahora no tenemos ganas, no?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

De discutir? Mmm, sì, no sè.

Anónimo dijo...

Ah bueno, discutamos entonces. Sacá un temita

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sacá vos

Anónimo dijo...

Algo que nos diferencie, no?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Lo que quieras

Anónimo dijo...

Qué nos une?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Mmm... el interés por la literatura

Anónimo dijo...

Está bien

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Vos? qué pensás?

Anónimo dijo...

Lo mismo, al principio.
Ahora es diferente, me parece.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Qué cosa es diferente? Explayate

Anónimo dijo...

Que ahora no hablamos sólo de literatura.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ah... bueno, sí

Anónimo dijo...

Gané yo. 2 a 1

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Jaja, lo tomás como un gol? Andá!

Anónimo dijo...

Qué es sino que me des la razón?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, vamos 3 a 1, entonces.

Anónimo dijo...

Lento, muy lento vas.
Íbamos 5 a 1. Ahora 5 a 2

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

jajaj, q piba. Vos vas lenta.

Anónimo dijo...

5 a 3? Me regalaste uno por consideración hace una o dos notas.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, ya perdimos la cuenta.

Anónimo dijo...

Ahora 5 a 4 por tu mala onda dos notas más arriba

Anónimo dijo...

Te parece? Bueno voy a tratar de mejorar, lo tomo como una crítica constructiva.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueh, si fuera por la mala onda, yo tendría que tener 100. ja

Anónimo dijo...

No. Vos no sos mala onda, sos un poco sensible e irreverente a veces

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

jaja, no lo dije por mí. Ufff, todavía no caiste.

Anónimo dijo...

Que pendejo engreido.
Quien te lee todos los dias?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, es decir que el que leas todos los días te hace buena onda... Ok, sos la mayor onda de la tierra.

Anónimo dijo...

Me hace buena onda interesarme por lo que hacés. No creés eso? Y aparte, oponar. Si leo y nada, es lo mismo?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí! No, si leés y nada, no es lo mismo.

Anónimo dijo...

Hoy estamos de acuerdo en casi todo. Será el año nuevo?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Será mi ánimo? Cualquier cosa puede ser.

Anónimo dijo...

Bueno, debe ser tu ánimo o el simple hecho de que no queramos contradecirnos.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Yo espero cualquier cosa para contradecirte. jaja.

Anónimo dijo...

Si, lo noto bastante seguido. Es raro en vos ese ánimo pendenciero

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

¿Raro? Puede ser que lo aparente.

Anónimo dijo...

Si, una persona que transmite tu paz y tranquilidad no aparenta ser pendenciera.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, ahora sabès que no es asì. Jugando a la pelota me caliento y...

Anónimo dijo...

De qué jugás?
Sabés en que se nota que sos futbolero? En que decís jugando a la pelota y no al fútbol

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Mmm, juego de defensor. jaja

Anónimo dijo...

En el diario sos 5 y en el campo de juego 2?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí! Es que en el campo de juego reparto patadas, cuando hace faltan, dfiendo el rancho de los pelotaos, pero tb soy solidario.

Anónimo dijo...

O sea, sos 5 también

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

A veces, ja, es que ya no corro como antes.

Anónimo dijo...

Sos cómodo entonces...

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No!, Bueno, sí, en muchas cosas soy cómodo. Pero ya no me dan las piernas como cuando tenía 15, ya no estoy en estado... y por eso hay que pegar! ja.

Anónimo dijo...

Alguna vez hacés goles?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

sí, claro. jaja, por?

Anónimo dijo...

Bueno, sos 2, 5, 7 algo más?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Una vez me hicieron jugar de 10, en Huracán de Ctes, después, en el colegio, jugaba arrriba, y ahora, que no puedo correr un caracol, juego abajo.

Anónimo dijo...

No podés correr ni un rumor????

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Jaja, no, el rumor es malo, prefiero hacer correr una noticia.

Anónimo dijo...

Pero está buena la frase!!!!
Me merecería un punto mirá

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Un punto para cada uno, entonces.

Anónimo dijo...

OK. 9 a 6 vamos?

Anónimo dijo...

OK. 9 a 6 vamos?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Creo q sí! (con una vez alcanza)

Anónimo dijo...

Perdón, no me doy cuenta Fede.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

jaja, bueno, tengo consideración... hacé de cuenta de que no pasó nada.

Anónimo dijo...

Encontré las notas que me faltaban!!!
Pensaba que todo se inició con el tema dl "otro" y terminamos peleando por el puntaje.
Te das cuenta hasta dónde llegan las ansias de hacer caer al otro?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Vos me querés hacer caer, vos sos la que quiere competir, la que tiene ansias de poder!

Anónimo dijo...

Yo no te quiero hacer caer, al contrario, siempre siempre quise jugar en tu equipo. Es algo que vos no entendés o al menos no le podés captar el sentido.
Yo no soy competitiva, pero es cierto que cuando sé que perdí, me retiro. Y también es cierto que si no me siento tenida en cuenta, también me voy, sola. Pero eso no significa que sea competitiva. Es todo lo contrario. Y tampoco lo entendés.
El poder... sí, quisera tener el poder de muchas cosas, pero no materiales

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno...
El poder de qué, por ejemplo?

Anónimo dijo...

El poder de hacer que se enamoren de mi, por ejemplo.
El poder de que no me olviden.
El poder de que me tengan en cuenta siempre.
El poder de vivir cien años.
El poder de elegir mi muerte.
El poder de hacer que no haya niños con hambre
El poder de hacer que no exista tanto hijo de puta suelto
El poder de educar
El poder de ser generosa
El poder de aceptar
Sigo? o con eso alcanza

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Antes lo había escrito, pero parece que se borró... Alcanza y sobra para mí, para vos? Si tuvieras eso, te alcanzaría?

Anónimo dijo...

No lo sé. Así como para vos el gran tema es la identidad, para mí es gran tema es saber si hay algo que me alcance.
Sí estoy absolutamente segura que me haría muy muy muy muy muy feliz poder hacer todo eso. Pero muy en serio, eh. Creo que no podría pedir nada más

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Deberías guardarte esa listita y cuando seas mayor, repasarla y ver si era lo que realmente querías

Anónimo dijo...

Es una buena idea. Por ahora estoy guardando mi diario y las respuestas.

Anónimo dijo...

Y son bastante útiles por el momento

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ayer no hubo diario!

Anónimo dijo...

Sí lo hubo. Lo envié a la noche. No importa la hora sino el contenido, no?
Y a vos te gustó porque hablé más de Murakami

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Puede ser. Te dije, las relaciones que hacés me ayudan a entender más por donde viene la cosa y me es más gráfico todo. Pero no lo leo sólo porque Murakami fue el disparador, lo leo porque me interesa, quizá tengo mucho de chusma, y, además, veo algunas cosas que te dicen. Me gusta leer tu diario.

Anónimo dijo...

Lo leés porque tenés alma de periodista y porque querés estar en todo. Por eso lo leés.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí, y además me interesa (ah, no creo tener alma de periodista; creo que eso se apagó)

Anónimo dijo...

Gracias. Alma de qué tenés entonces, cuándo se apagaó eso?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No sé cuándo. Tengo alma, sólo eso.

Anónimo dijo...

Nada más que alma? Sos una alma en pena, un alma libre, una almanaque? Qué sos?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Un alma en un cuerpo, que siempre piensa que está par algo importante, pero que aún no tiene muy en claro qué. (jaja, estoy quemado!)

Anónimo dijo...

No me jodas con el estoy quemado ya porque no te aguanto hasta fin de año

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Jajja, qué guacha!

Anónimo dijo...

Sí, qué mala. Dale, contame

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Conarte qué? Ya ni me acuerdo de aquello, pero estoy seguro de que en ese momento no iba a decir nada, porque si no lo hubiera dicho.

Anónimo dijo...

Si no podés decir nada no podesmo seguir Fede

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

es que vos te empeñás en que te diga algo que ya no me acuerdo, pero que sé que en ese entonces ni sabía.

Anónimo dijo...

Me refería a que me cuentes eso de que ya estás quemado

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Creo que me pasa por pensar y pensar mucho y no llegar a una solución concreta. Quizá sea mejor dejar de pensar, de preocuparme...

Anónimo dijo...

No te sirvió lo que puse al respecto en mi diario?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí, claro, también. Y justo hace dos sábados fui a una charla que daba un psicoterapeuta, y que habló sobre una terapia llamada Morita. Buscálo: Terapia Morita. Justo, justo...

Anónimo dijo...

Ahora no tengo tiempo, contame más o menos de qué se trata

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

La pucha, ayer lo conté y hoy no está... Bueno, habla de que si uno tiene un problema, por ejemplo el ruborizarse, mejor no pensar en él y así se va el problema.

Anónimo dijo...

A ver. Si yo soy insegura no pienso que soy insegura y listo?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Algo así.

Anónimo dijo...

MMM. Vos lo ves posible?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No sè, mucha gente dice que se curó.

Anónimo dijo...

Bueno, debería intentar. En realidad es algo parecido a lo que hago en mi diario

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ok, seguimos arriba discutiendo esto.

Anónimo dijo...

Acá no hablamos más?