12/21/2005

El matadero: carnaval dentro del carnaval

La risa es un fenómeno universal y social; es la liberación de una timidez y, como afirmara Aristóteles, el hombre es el único animal que ríe, es decir que posee un privilegio que sólo le ha sido otorgado a él. Ya en unos libros de medicina de la antigüedad, Hipócrates se explayaba sobre cuán importante era la alegría entre el médico y sus pacientes para el tratamiento. Además de divertir, de curar, sin embargo, la risa fue un elemento importante durante la Edad Media y el Renacimiento, según Mijail Bajtin, lingüista, crítico y profesor ruso (1895-1975). En su libro La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: el contexto de Francois Rabelais, afirma que «el mundo infinito de las formas y manifestaciones de la risa se oponía a la cultura oficial, al tono serio, religioso y feudal de la época». El autor señala también al banquete y la desacralización del cuerpo humano (chistes, alusiones groseras) y, con tales elementos, revela cómo en gran parte de Europa, más aún en Francia, se ridiculizaban la fe y las costumbres, y se diferenciaban de las ceremonias oficiales serias de la Iglesia o del Estado Feudal. El lugar era la plaza pública; allí, la fiesta popular, el carnaval, llegaba a ser «la segunda vida del pueblo basada en el principio de la risa» (El carnaval, explica Bajtin, tiene una acepción muy amplia, ya que como adjetivo, es decir bajo el significado de carnavalesco, se incluyen los ricos y variados momentos de la fiesta popular. Formas de regocijo de diversos orígenes y épocas quedaron unificadas bajo este concepto. Tuvo se primera manifestación en Italia, sobre todo en Roma, y luego en París).
Las manifestaciones populares a las que se refiere Bajtin, al analizar la obra del escritor francés -la cual le permite «penetrar en los espléndidos santuarios de la obra cómica popular que han permanecido incomprendidos e inexplorados»-, las subdivide en tres categorías: 1) formas y rituales del espectáculo (festejos carnavalescos, obras cómicas representadas en la plaza pública, entre otros); 2) obras cómicas verbales (sean orales o escritas, en latín o en lengua vulgar), y 3) diferentes formas y géneros del vocabulario familiar y grosero (insultos, juramentos, lemas populares). A través de estos ritos, dice, se ofrecía «una visión del mundo, del hombre y de las relaciones humanas totalmente diferente, deliberadamente no oficial, un segundo mundo y una segunda vida» (…); «una dualidad del mundo» (Bajtin señala que si bien la dualidad en la percepción del mundo y la vida humana ya existían en el estadio anterior de la civilización primitiva, el régimen social no conocía todavía ni las clases ni el Estado, por lo que los aspectos serios y cómicos de la divinidad, del mundo, del hombre, eran «oficiales»).
En la novela Los cautivos: el exilio de Esteban Echeverría, de Martín Kohan, escritor y profesor de Teoría Literaria de la Universidad de Buenos Aires, se cuenta la ficción del romántico de las letras argentinas en una etapa cercana a 1840, con su retiro en la estancia Los Talas, la persecución de Juan Manuel de Rosas, y su posterior fuga a Colonia y expatriación en Montevideo. En ese contexto, se encuentra la «peonada», seres «rústicos», «brutos», junto a las «paisanas», mujeres a las cuales, por carecer de apellido, se les antepone el artículo La al nombre propio. En su conjunto, como los perros y los caballos son parte de la llanura de la pampa, acompañan con eructos, ronquidos y flatulencias, el croar de las ranas, el vuelo de las moscas, el canto del gallo, los grillos y las chicharras. Cierta noche calurosa, asan y comen un perro; beben agua ardiente, gritan y ríen, y vomitan y duermen. Uno de los gauchos piensa en una yegua y se siente un caballo. Busca a quien suele decirle «venga m´ hijita, venga para acá, siéntese acá»; la encuentra, le levanta la pollera y le introduce su miembro.
La escena es la síntesis de lo postulado por Bajtin y su teoría conocida como la del carnaval, fiesta que, dice el teórico, no pertenece al dominio del arte», sino que se ubica en las fronteras entre el arte y la vida; es la vida misma presentada con los elementos característicos del juego». La risa, el banquete, el lenguaje vulgar, y el acto sexual, entre otros, y como se ha dicho, bien pueden ser aplicados, en parte, a los tiempos en los que en la Argentina se aclamaba «¡Viva la Federación!», cuando se gritaba «¡mueran los asquerosos, impíos, salvajes unitarios!»; pero más concretamente, al cuadro de la época testimoniado por Esteban Echeverría en El matadero. Allí, dentro de la denuncia política y social de los años 38 y 40, la tiranía de Juan Manuel de Rosas y la degradación del pueblo, ocurre la liberación, al menos por un momento, de negros, mulatos, gringos y hasta funcionarios. Se produce la «fiesta», el carnaval en un período de crisis y enfrentamientos ideológicos.

La fiesta en los corrrales del Alto
Es cuaresma, nos dice el narrador, y, con ironía como recurso retórico, agrega que es una «época en que escasea la carne en Buenos Aires » por orden de la Iglesia, ya que ella es pecaminosa, y los abastecedores «sólo traen al matadero los novillos necesarios para el sustento de niños y enfermos ». Lo peor, sin embargo, fue que una lluvia «muy copiosa» hizo crecer el río de la Plata, dejando a la ciudad «circunvalada del norte al oeste por una cintura de agua y barro». El matadero estuvo por quince días «sin ver una sola cabeza vacuna». Aumentaron las gallinas, los huevos, el pescado y las «ánimas» que se fueron derecho al cielo. Desde la perspectiva del narrador, «lo más notable» fue la muerte de «unos cuantos gringos herejes» que se hartaron de «chorizos de Extremadura, jamón y bacalao». La falta del principal alimento derivado de la economía ganadera del país llevó a un «estado de flatulencia intestinal de los habitantes, producido por el pescado y los porotos y otros alimentos algo indigestos».
Bajo este panorama, en El matadero ya se ha iniciado el carnaval, y los personajes, sus actores y espectadores, deben vivirlo, ya que resulta imposible escapar. El lugar elegido por Echeverría simboliza la plaza pública, y allí mueren los gringos luego de darse un banquete de carne, y más tarde ingresarán los «cincuenta novillos gordos» por los que acuden carniceros, achuradores y curiosos, y ocurre el espectáculo grotesco: reses tendidas sobre sus cueros, barro regadocarnicero, «cuchillo en mano, brazo y pecho desnudo, cabello largo y revuelto» y «rostro embadurnado con sangre», descuartiza, cuelga, despelleja, y saca el sebo de los animales. También «dos africanas» arrastran las entrañas de un animal; «una mulata», al resbalarse, protege del charco de sangre un ovillo de tripas, y «400 negras» destejen sobre sus faldas del ovillo y «arrancan, uno a uno, los sebitos que el avaro cuchillo del carnicero había dejado en la tripa como rezagados, al paso que otras vaciaban las panzas y vejigas y las henchían de aire sus pulmones para depositar en ellas, luego de secas, la achura ».
Se observa aquí una mezcla de cuerpos grotescos: hay cuerpos que comen y cuerpos comidos. Hay una asociación entre muerte y nacimiento, ya que, como explica Bajtin, «la muerte, el cadáver, la sangre, el grano enterrado en el suelo, hacen nacer la vida nuevamente (…) ». El crítico, al hablar sobre el «realismo grotesco», cuya principal característica es la degradación, justifica la importancia de las tripas y los intestinos, debido a que ellas «representan el vientre, las entrañas, el seno materno y la vida. Son simultáneamente las entrañas que engullen y devoran ». Queda claro que para Bajtin, las tripas en el grotesco unen, «indisolublemente», la vida, la muerte, el nacimiento, las necesidades naturales y el alimento. En lo corporal, lo alto es representado por la cabeza, y lo bajo por los órganos genitales, el vientre y la cola. Topográficamente, lo alto es el cielo; lo bajo, la tierra, y rebajarse es entrar en comunión con ella desde el momento en que es considerada como principio de absorción y, al mismo tiempo, de nacimiento. O sea que, al degradar, se amortaja y se siembra, y se mata y se da vida a algo superior. Visualmente, sería como observar una hamaca en movimiento, que unifica a ambos elementos, «fundiendo la tierra con el cielo».

Lo extraoficial del lenguaje
En El matadero, «una mugrienta mano» se le atreve al sebo o a los cuartos de res, y se escuchan gritos como «ahí se mete el sebo en las tetas, la tipa », o «che, negra bruja, salí de aquí antes de que te pegue un tajo ». Otra, «bruja de m…», insiste, y «los muchachos» le tiran cuajos de sangre y «tremendas pelotas de barro ». A pesar del veto del restaurador y del Día Santo, hay «palabras inmundas y obscenas» y lluvia de «zoquetes de carne, bolas de estiércol ». A estas groserías, Bajtin las denomina «elementos extraoficiales del lenguaje», y pintan el ambiente, la vida del matadero. Desde la perspectiva del teórico ruso, esto constituye un «rechazo deliberado a adaptarse a las convenciones verbales: etiqueta, cortesía, respeto del rango. «Como consecuencia -dice Bajtin-, la misma lengua, a su vez, conduce a la formación de con sangre, todo a los ojos de negras y mulatas achuradoras, quienes ven cómo el un grupo social especial de personas iniciadas en ese trato familiar, un grupo franco y libre en su modo de hablar. Se trata en realidad de la muchedumbre de la plaza pública, en especial de días de fiesta, feria y carnaval». Justamente el lenguaje es lo que nos indica en El matadero, la diferencia social y cultural entre la clase popular -utilizando una terminología actual- y el unitario.
Por otro lado, la escena en la cual se arroja el estiércol, también se asocia con la «degradación literal», con el acercamiento a lo inferior del cuerpo, más precisamente a la zona genital. Esta degradación es vista por el crítico como «sinónimo de destrucción y sepultura para el que recibe el insulto», pero a la vez, estas actitudes son ambivalentes, ya que lo inferior corporal, la zona de los genitales, es lo «inferior que fecunda y da a luz», y allí su vínculo con «el nacimiento, la fecundidad, la revocación y el bienestar». Salpicar de barro, acción muy presente en El matadero y «metáfora del excremento» en la obra de Rabelais -dice Bajtin-, es otro acto que significa rebajar. Alcanza con recordar al inglés que se hunde «en el fango », lo cual despierta las sarcásticas carcajadas. El gringo, nos cuenta el narrador, salió «más con la apariencia de un demonio tostado por las llamas del infierno que un blanco pelirrubio».
En las figuras escatológicas más antiguas, los excrementos están asociados a la virilidad y a la fecundidad. Además, los excrementos tienen el valor de algo intermedio entre la tierra y el cuerpo, algo que vincula a ambos elementos; lo intermedio entre el cuerpo vivo y el cadáver descompuesto que se transforma en tierra fértil, en abono: durante la vida, el cuerpo devuelve a la tierra los excrementos, y éstos fecundan la tierra, como los cadáveres (la proyección de excrementos, la rociadura de orina, la lluvia de insultos escatológicos lanzados contra el viejo mundo agonizante -y al mismo tiempo naciente- se vuelven sus funerales alegres, absolutamente idénticos (en el plano de la risa) al arrojar trozos de tierra en la tumba en testimonio de cariño o al arrojar semillas en el surco -en el seno de la tierra-.

«El buey violado» y su carácter festivo
Bajtin recuerda una costumbre de ciertas ciudades de Francia que se mantuvo hasta la época moderna, en la cual, durante el carnaval, tiempo en el que se autorizaba la matanza de reses y el consumo de carne, se paseaba un buey gordo por las calles al son de la viola, de donde proviene el nombre de «buey violado», víctima del carnaval (Bajtin dice que en esta celebración, el buey simbolizaba al rey, al reproductor y, al mismo tiempo, la carne sacrificada que iba a ser picada y trinchada para fabricar salchichas y patés). Esta acción, de carácter festivo, persigue la ridiculización de la víctima golpeada, una nueva fase -según Bajtin- de la acción cómica.
En la obra de Echeverría, son dos los bueyes violados: primero el toro y luego el unitario. El animal «de mirar fiero», visto en este análisis como una puesta en abismo, es blanco de «los dicharachos, las exclamaciones chistosas y obscenas »: «hi de p... en el toro», «al diablo los torunos del Azul», «¡Muéstreme los c... si le parece, c...o!». El toro, furioso, «acosado por los gritos y sobre todo por dos picanas agudas que le espoleaban la cola», y luego de haber escapado y recorrido 20 metros, recibe la daga de Matasiete en la garganta. Si antes dudaban de su dignidad de toro, ya muerto los espectadores le ven sus dos enormes testículos y ríen, ya que un toro en el matadero era «cosa muy rara y vedada».
Al rato, cuando Matasiete ya ha colocado «el matambre bajo el pellón de su recado» y se prepara para partir, un «perro unitario» -según la voz ronca de un carnicero-, un joven gallardo y apuesto -según el narrador-, está trotando hacia Barracas, por lo que el federal, «hombre de pocas palabras y mucha acción», se prende la espuela a su caballo, se lanza «a brisa suelta» hacia el del «cajetilla», lo alcanza, y le da una pechada. El jinete con patilla «en forma de U» cae tendido boca arriba, y si bien intenta levantarse para el desagravio, Matasiete, violento, ágil, y diestro con el hacha, el cuchillo o el caballo, lo tiende nuevamente en el suelo. El vitoreo y la risa de la chusma ya es general. Para él se pide la mazorca, «la resbalosa», «verga y tijera». «¡Insolente!», le dice el Juez, y enseguida ordena: «Abajo los calzones a ese mentecato cajetilla y a nalga pelada denle verga, bien atado sobre la mesa ». Fuera de sí, el joven grita ¡infames sayones!, y luego afirma que prefiere ser despedazado por el Restaurador, a que le arranquen maniatado «una a una las entrañas». Igualmente, el «pobre diablo», con quien los federales «únicamente» querían divertirse, muere atado en cruz, luego de que «un torrente de sangre» brotara de su boca y de la nariz.
Tanto en la escena del toro como en la del unitario, se alude al acto sexual, y son explícitos los golpes. Ambos, simbólicamente, son ambivalentes: «Matan (en un extremo) y dan una nueva vida, terminan con lo antiguo y comienzan con lo nuevo ». Justamente es allí en donde radica su carácter carnavalesco. Esta imagen, la muerte y la nueva vida, es típica del carnaval, como ya se ha explicado. Más aún, remarca el autor, «la sangre se transforma en vino, la batalla cruel y la muerte atroz en alegre festín, y la hoguera del sacrificio en hogar de cocina».

Síntesis de la situación de la Argentina
En su libro Estética de la creación verbal, Bajtin, al hablar de la «novela de educación» (justamente es en esa categoría en la que ha colocado las novelas de Rabelais, Pantagruel y Gargantúa), sostiene que «el hombre se transforma junto con el mundo, refleja en sí el desarrollo histórico del mundo. El hombre no se ubica dentro de una época, sino sobre el límite entre dos épocas, en el punto de transición entre ambas». Y eso es justo lo que ocurre en El matadero, playa rectangular en donde se gritaban palabras inmundas y obscenas; «simulacro en pequeño» del «modo bárbaro» -dice el narrador- con que se ventilaban las cuestiones sociales, es decir, una síntesis de la situación del país por aquellos años.
El relato se ubica en un tiempo histórico concreto, y junto al lugar, que sirve tanto para sacrificar reses como así también enemigos políticos, conforman lo que Bajtin ha denominado «cronotopo», concepto definido como la correlación que se da entre las relaciones espaciales y temporales en una obra literaria. Sin embargo, El matadero, versión parcial de la realidad, se propone satirizar -entendida ésta como materia extratextual, según el concepto de Lynda Hutcheon-, persuadir, convencer, desde el momento en el que, a través del narrador, el autor introduce parte de su pensamiento, de su ideología.
Otro tema a tener en cuenta son los diálogos, los cuales definen a los personajes, sus posiciones e ideales, aunque el texto se ve sobrecargado por la ironía del narrador -mecanismo retórico-, presente en su discurso. Un claro ejemplo es el final, en donde se denuncia abiertamente a «la federación rosina», cuyo foco -se dice- «estaba en el matadero».
Como se ha visto, el pueblo tuvo su carnaval, pero por obra y gracia de Rosas, quien, vale recordar, es el que «creyendo aquellos tumultos de origen revolucionario», tranquilizó a la población al ordenar que se lleve ganado a los corrales . Es al Restaurador a quien se le ofrenda el primer novillo que se mata, ya que «no había fiesta sin Restaurador». Y si el carnaval celebra la destrucción del viejo mundo y el nacimiento de uno nuevo, en el matadero es el tirano el que triunfa, el que impone el orden; es a él a quien avivan, a quien vociferan, y a quien tributan en la fiesta general.

106 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro que rosista no sos.
No voy a hacer ningún comentario linguístico ni sobre Batjin porque desconozco el tema.
Lo que sí puedo decirte son otras varias cosas. Ya antes de Rosas, en épocas de Dorrego, Bs. As. era un "carnaval". Es más, era el propio Dorrego - adorado por la chusma - el que se entremezclaba con ella y propiciaba el "carnaval". "El matadero" es la forma que encontró Echeverría para demostrar su encono con una realidad existente y se la tiró al máximo exponente de ella (Rosas), pero no el único.
Desde lo literario, las citas que transcribiste de "El Matadero" me recordaron dos obras: "Los ríos profundos" (de Arguedas) - que te recomiendo especialmente - y "El Señor Presidente".
En la primera hay una escena grotesca de una violación en un chiquero a una cocinera opa (descendiente de incas) por parte de los alumnos de una escuela de un pueblo peruano cercano a Cuzco.
En "El Señor Presidente" también hay varias escenas naturalistas. Recuerdo especialmente cuando un rengo es "comido" literalmente por los gusanos que salen de un basural y muere allí, solo y entre los excrementos de la ciudad.
Con esto quiero significar que, más allá de la connotación linguística, creo que el hilo conductor pasa también por el rechazo a la "barbarie", de lo que hablábamos ayer.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Doc... q tal? Ya conocés algo de Todorov y Bajtin, dos grandes teorizadores.
NO sé si está claro que no soy rosista, porque, la verdad, mientras escribía el artículo, pensaba: "Quiero dejar mal parado a Echeverría". Bueno, el romántico de las letras argentinas quiso dejar al descubierto las miserias de la época rosista, y sí, se ve. Es más, los críticos dicen que el unitario es quien se ha encarnado en Echeverría..., en el héroe. Ahora, no me simpatiza para nada el unitario, y a la gente, al pueblo, tampoco... Es un "cajetilla" que no se puede comunicar con el pueblo... O sea que alguien así ¿podría gobenarlos? No lo creo.

Anónimo dijo...

Por favor, si me seguís llamando así no escribo más.
Te decía hace unos días que he aprendido de vos, gracias.
Con respecto a Rosas me parece que no tenés claro si te simpatiza o no, es cierto? Y Echeverría no es al único romántico argentino. Te olvidaste de Isaacs?
Hubo unitarios que gobernaron este país. Querés que repasemos la historia?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Jorge Isaacs? Èl es venezolano, o colombiano. Bueno, pero no me caen bien los unitarios!

Anónimo dijo...

De dónde sacaste eso?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

El autor de Marìa, nena

Anónimo dijo...

Bue, me habrá equivocado?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Hablamos del mismo Isaac?

Anónimo dijo...

Si, como siempre

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, ese Isaac era colombiano

Anónimo dijo...

Qué bruta!! Gracias

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ah, era Isaacs, colombiano de origen judío que se convirtió al cristianismo. María es un embole, pero tiene un pequeño relato interpolado que está bueno...

Anónimo dijo...

OK. Nada de romanticismo para vos excepto El Matadero. Haber sabido antes...

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí... El matadero, para mí, no es leiteratura, pero me gustó

Anónimo dijo...

Estamos de acuerdo.
Terminaste la otra obra que no te gusta?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

no, pero ahora se puso interesante

Anónimo dijo...

Por dónde vas?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Comencé el segundo libro (Werther está asqueado de la sociedad, y ya renunció a su trabajo)

Anónimo dijo...

Ah, eso es lo que te gusta

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Claro, ahora me identifica algo

Anónimo dijo...

El asqueo de la sociedad o la renuncia al trabajo?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Me gustan las dos cosas (vamos Werther, carajo!!!)

Anónimo dijo...

Te salió como grito de cancha? Y Lotte, te sigue gustando?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

NO sé, todavía no sé qué fue de ella. Ah, sí, se casó con el otro.

Anónimo dijo...

Se casó la muy perra?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí, o no? Por lo menos Werther dice eso en una de las cartas y como que se queja de que no le hayan dicho (es que él, para ese entonces, quería descolgar el cuadro que tenía de ella).

Anónimo dijo...

Si, se casó la muy perra

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ves... por qué querés que dude? Querés probar si leo o no? No, eso conmigo no (4 a 1?).

Anónimo dijo...

No, quiero saber si entendés.
No, 5 a 1 a tu favor

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

guau, por darme un punto, yo te daría otro. 5 a 2 (te lo doy, tengo consideración).

Anónimo dijo...

Gracias. 5 a 2 entonces?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueh, vas lenta (te tendría que descaontar uno)

Anónimo dijo...

No nos descontamos por lentitud. Es un mérito ser rápido?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Yo no hablé de mérito, ni nada. Fue una observación.

Anónimo dijo...

OK. Pero si no es un mérito, por qué sumás vos?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No dije que sumé, sino que vos podrías restar ("podrías").

Anónimo dijo...

No sumás ni resto. Vamos 5 a 4

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ok, como quieras (re considerado, viste?).

Anónimo dijo...

No es como yo quiero. Es como vamos.
Gracias igual

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí, sí, claro, como vos decís. (muyyyy considerado, no? jaja)

Anónimo dijo...

No. Es como vamos. 5 a 4

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ok, 5 a 4, por ahora.

Anónimo dijo...

Bien.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Punto final.

Anónimo dijo...

Ahora quiero seguir porque no te entiendo: en tu fotolog hiciste un homenaje a Echeverría porque admirás su obra, acá dijiste al principio que lo querías dejar mal parado con esta nota y luego que El matadero te gusta pero no es literatura.
Me explicás por favor? Vos, te entendés a vos mismo?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No admiro su obra, pero leí con placer El matadero, por el análisis que debía hacer, por la clase que debía dar, porque, en realidad, me permitió leer a Bajtin. Sí, yo, a veces, me entiendo.

Anónimo dijo...

Y cuadno no te entendés a vos mismo qué hacés, qué pasa?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Cuando no me entiendo no m entiendo y cierro los ojos y trato de dormirme y comienzo a soñar y luego me levanto y trato de vovler a dormir... y asì, una constante, hasta que algùn dìa, algo o alguien, me ayudan a entenderme.

Anónimo dijo...

Me diste ternura mirá

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Ternura? Lista de cosas que te den ternura, ya: (escribì)

Anónimo dijo...

Algunos comentarios tuyos
Los niños
Algunos gestos de gente que me quiere
(Ya te la hice en una pregunta diaria, no te acordás)?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Soy tierno sin darme cuenta.

Anónimo dijo...

Sos tierno a pesar tuyo, querrás decir.
O por ahí no sos tierno, andá a saber

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

jaja, bueno, ponete de acuerdo, soy o no soy?

Anónimo dijo...

A mi me parecen tiernas ciertas actitudes tuyas

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Soy pura ternura!

Anónimo dijo...

Me parece que en el fondo si, lo que pasa es que no creés que sea una cualidad varonil por eso no te gusta.
Y si a eso le sumás las intenciones malas que vos decís solés tener, no te cierra mucho, no?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Áh... no sé nada.

Anónimo dijo...

Sí sos un adolescente, no sabés nada de vos mismo

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, algo sé! Qué rotunda que sos!!!!! O soy o no soy? siempre es blanco o negro? No!

Anónimo dijo...

Si, es un defecto que tengo. Me cuesta ver grises

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, el gris también es un color y tiene muchos matices (iba a hacer un chiste, pero... bueno,será por ser daltónica).

Anónimo dijo...

No, es por ser extremista. Para mi las cosas son o no son. Uno es medio honesto o no se está medio embarazada. Pero, he aprendido que para manejarte en el mundo hay que ver grises

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Bueno, escribamos en honor al gris, entonces. Yo hago una frase, vos la continuás!

"Madrugada frente a mi ventana. Parte una canción hacia la tuya...

Anónimo dijo...

La madrugada es rojiza, no gris. Pero bueno, te sigo el juego.
"intento enviar con ella todo lo que he soñado en esta noche sin sueño....

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Una madrugada puede ser gris o de cualquier color!!!!

"Hace calor, y yo te veo enfrente, sola, callada, mirándome a mí..."

Anónimo dijo...

"... e intento penetrar tu soledad, tu mustismo y tu mirada para que sepas que estoy de tu lado"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

"¿Recordarás aquella otra tarde?" Fue también de madrugada, en verano, y vos...".

Anónimo dijo...

Aquélla tarde fue de madrugada?
"... vestías de blanco y danzabas levemente y tu palidez multiplicaba la aurora y tu levedad admiraba a la luna"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

ja, bueno... .

"Reímos juntos: el sol, la madrugada, la luna, todos juntos en un instante; todos nuestros, para siempre".

Anónimo dijo...

No tengo lugar, no hay puntos suspensivos.
Si la idea es citar frases, acá va
"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

"Pero en ese momento, justo en ese momento, tuvo que entrar...".

Anónimo dijo...

"... Laura. Me quedé gélida y me fui"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Volví a mi ventana. Te vi, la vi. Las dos, hablando...

Anónimo dijo...

de mi y yo escuchando y sientiendo todo a la vez

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

La luna se veía redonda; al otro lado, la puesta del sol, y en el medio, aquella tarde en la que amaneció esto...

Anónimo dijo...

... llamado Punta del Este

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(así nació Punta del Este? O el tipo está en Punta?).

"..., la canción que te dedico esta noche".

Anónimo dijo...

(tu texo me hizo a acordar a Punta del Este)
"Mi amor inspiró..."

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(jaja, ya es complicado esto...)

Anónimo dijo...

"A veces siento que por más que yo..."

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(seguí)

Anónimo dijo...

vaya a baile todos los lunes no logro sacar el paso"
(ja)

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Eh?????

Anónimo dijo...

Qué, está mal?
Escribí vos algo mejor

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

No, no está mal! Dale, seguí

Anónimo dijo...

"Hoy fuimos a comer..."

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(Ajá, leo)

Anónimo dijo...

Te toca a vos completar. Si querés luego, empezá otra

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

"pescado...".

Anónimo dijo...

muerto es lo que tiraste"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(seguí)

Anónimo dijo...

"Pescado muerto...

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(sí, y?)

Anónimo dijo...

Te toca a cos seguir. "Pescado muerto..."

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Es que no me sale. Estoy desmotivado.

Anónimo dijo...

"Pescado muerto es el símbolo de la vendetta de la mafia"

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

(es verdad. Mafia italiana contra mafia japonesa!)

Anónimo dijo...

No sé nada de la mafia japonesa.

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Yakuza!!! Terribles!

Anónimo dijo...

A mi me encanta la mafia, sabías no?

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Sí que lo sabía. Desde el principio me lo hiciste saber, me lo dijiste.

Anónimo dijo...

Bueno comparemos mafia italiana con japonesa

Pájaro Que Da Cuerda dijo...

Para? Es la mafia, tienen códigos, quizá distintos métodos.

Anónimo dijo...

A mi me gustan esos códigos, entre ellos no se cagan, son mucho más respetuosos

Anónimo dijo...

x mi el libro se puede ir a la mierd@ me lo hacen leer obligatoriamente, es un embole, me chupan un huev0 los unitarios los federales los rosistas .
todos los q leen el libro pte este se la comen doblada